ESTRATEGIAS DE DISEÑO

La ventilación cruzada aprovecha los vientos naturales para mantener temperaturas frescas al interior de los edificios para reducir la necesidad de sistemas mecánicos.

Esta estrategia se favorece con la ubicación de ventanas y vanos de manera estratégica segun las orientaciones de la construcción.

Estos elementos cumplen la función de proyectas sombras sobre fachadas y ventanas para protección ante radiación y calor extremo.

Al menos la mitad de las fachadas de edificios deberán incoporar pórticos en niveles superiores y balcones en niveles superiores.

La inclinación de faldones en los techos reducen la incidencia directa del sol en las fachadas más expuestas.

En zonas de vientos fuertes (laderas de costa), también pueden romper y redirigir ráfagas para proteger la construcción.

Se recomienda utilizar vidrio láminado para ventanas norte y sur dada su exposición a las corrientes de viento. Utilizar marcos de aluminio o madera únicamente por su resistencia a condiciones de extremo calor.

Ante inclemencias de tormentas y huracanes, también se podrán integrar persianas anticiclones.

A través de celosías u otros elementos se pueden generar rompe-vientos, los cuales reducen la intensidad de las corrientes antes de llegar a las fachadas de los edificios.

Adicionalmente, la vegetación como árboles y palmas, también pueden formar una barrera vegetal que cumple el mismo objetivo.

Elevar la construcción por encima del nivel del agua permite proteger la estructura y áreas vulnerables de las edificaciones durante tormentas e inundaciones. Se recomienda utilizar materiales resistentes a la humedad (concreto armado o bloques de concreto) y sistemas de drenaje adecuados.

La instalación de celdas fotovoltaícas en azoteas permite aprovechar la constante exposición al sol que caracteriza la región y favorece la NO dependencia a fuentes de energía no renovables.

La xerojardinería o el uso de especies nativas para áreas verdes permite crear espacios estéticamente atractivos con bajo consumo de agua y mantenimiento.

A pesar del clima árido de la región, en temporada de lluvias o huracanes las precipitaciones son intensas y permiten aprovechar los volúmenes para sistemas de captación y tratamiento de agua pluvial para su reúso.

Permite una gestión más eficiente de desechos sólidos desde el origen, facilitando el reciclaje y la reducción del volumen enviado a rellenos sanitarios. Es clave en zonas con crecimiento urbano acelerado. Requiere infraestructura básica y señalética clara. Fomenta la economía circular y reduce impactos ambientales.

Transforma residuos orgánicos en energía limpia mediante biodigestores, reduciendo emisiones y dependencia de gas comercial. Es viable en viviendas rurales, escuelas y mercados que generen restos orgánicos constantes. Ofrece ahorro económico y cierre de ciclos energéticos en pequeña escala. Compatible con estrategias de sustentabilidad local y agricultura urbana.

Permite captar y filtrar agua pluvial hacia el subsuelo, reduciendo escurrimientos y alimentando acuíferos. Muy útil en zonas áridas como San José del Cabo con creciente impermeabilización urbana. Mejora la resiliencia hídrica y evita inundaciones. Puede integrarse al paisaje en camellones, banquetas y patios. Favorece el manejo sostenible del recurso hídrico urbano.

Uso de pavimentos suaves que permiten el paso del agua al subsuelo, reduciendo escurrimientos superficiales y mitigando el efecto de isla de calor. Ideales para patios, banquetas, estacionamientos, andadores y espacios públicos. Contribuyen a la recarga del manto freático y al enfriamiento urbano pasivo. Su uso mejora la eficiencia del drenaje pluvial sin necesidad de grandes obras. Viables en desarrollos residenciales y turísticos de bajo impacto, así como en espacios públicos.